sábado, 25 de julio de 2015

El mundo de Maruan

Con dos novelas y un ensayo publicados, ¿podemos hablar ya del “mundo” de Maruán Soto Antaki? Podría decirse que es muy temprano todavía para hacerlo, pero al revisar y analizar los temas abordados en estas tres obras y los vasos comunicantes que existen entre ellas, no es arriesgado afirmarlo, ya que claramente se pueden ver los temas y particularidades que al autor interesan, preocupan y ocupan.

Muy activo desde que publicó su ópera prima, Casa Damasco, en junio de 2013, justo cuando los acontecimientos de la Primavera Árabe se daban cita y alcanzaban su punto más álgido con el golpe de Estado en Egipto y la revuelta en Siria, pasando por La Carta del Verdugo, salido a la venta en el 2014 y siguiendo con su más reciente libro, Reserva del Vacío, Soto Antaki ha irrumpido en la literatura mexicana como uno de los escritores que más rápido se ha posicionado en los últimos años.

La finalidad de cualquier artista es, sin duda, encontrar una voz que lo identifique, un “algo” que lo diferencie, imprimir un sello personal y todo indica que Soto Antaki va por buen camino para conseguirlo.

La migración es una acto que el ser humano ha realizado desde su aparición en este planeta. El desplazamiento de un grupo o de una persona hacia otro lugar es algo que sucede a diario, ya sea entre continentes, entre países, entre estados o incluso entre colonias. El inmigrante es una persona que se aleja de su lugar de origen y que adquiere características muy particulares, al fusionar su cultura con la del lugar al que llega, enriqueciéndose sin lugar a dudas, pero también con una sensación de nostalgia y de no pertenencia.

Y sobre este tipo de personajes, del exilio y del auto exilio, como de las circunstancias que los rodean, es que Soto Antaki escribe en sus dos primeras novelas, narrando las historias que se van creando y tejiendo cuando este fenómeno ocurre. Una mujer siria que hace del Distrito Federal su segundo hogar (claro homenaje a la madre del autor, la filósofa, intelectual y promotora cultural, Ikram Antaki, nacida en Siria y quién vivió en París y posteriormente en el Distrito Federal hasta su muerte en el 2000), una mujer francesa que viaja con sus padres a muy temprana edad, también a la Ciudad de México, una catalana que se avecina en el barrio de Coyoacán, un japonés que vive en París o un turco que vive en Siria (llamado por cierto Ommar), son algunos de los emigrantes-inmigrantes-exiliados-autoexiliados que Soto Antaki retrata y describe en las páginas de Casa Damasco y la Carta del Verdugo. 

Maruan toca este tema porque él mismo ha experimentado el estar lejos de su lugar de origen en diversas ocasiones, viviendo en países tan distantes y tan distintos como Nicaragua, Libia, Siria, España y México, adaptándose a estas culturas y estilos de vida, aprendiendo de ellas y documentándose para integrarlo a su obra.

Las cartas (ahora los correos electrónicos o las redes sociales) son el medio por el cual esos migrantes se comunican con los seres queridos que dejaron atrás. Distintos tipos de cartas, se pueden apreciar en sus dos primeros títulos publicados y éstas representan puntos clave para las tramas de ambas historias.

Por otro lado, la muerte es lo único seguro que tenemos al momento de nacer. Sin embargo, el ser humano se ha obstinado en que esa muerte suceda, no de manera natural, y en ocasiones, de las formas más absurdas, de ahí las guerras, el suicidio, el homicidio o la pena de muerte. Así lo plantea Soto Antaki en sus tres libros, tocando este tema de manera constante y reflexionando a través de sus personajes.

Su más reciente libro, Reserva del Vacío, es un ensayo justamente sobre la influencia de la muerte en la literatura y de como las religiones, a través de sus libros sagrados, nos "enseñan" a morir de acuerdo a sus mitos y costumbres. De ahí, aborda el tema del suicidio, tomando dos casos que parecerían disímbolos pero que a su parecer no lo son, como el harakiri del escritor japonés Yukio Mishima y la muerte de Jesucristo, quien, como comenta el autor, fue consciente de que los actos que realizaba lo llevarían a la cruz, concluyendo su vida prácticamente suicidándose. 

No sé si en su siguiente novela, que verá la luz en octubre y que lleva por nombre Clandestino, seguirá tocando algunos de estos temas; algo me dice que sí, y que de esta manera seguirá configurándose, “El Mundo de Maruán”. 





jueves, 23 de julio de 2015

Charlotte, una novela diferente, escrita por un autor diferente, sobre una artista diferente

Novela, biografía, autobiografía, ensayo, nada de eso o todo, así es Charlotte, la nueva obra del francés David Foenkinos, que relata la trágica historia de Charlotte Salomon, pintora alemana, judía, que vivió la persecución del ejército nazi, huyendo a Francia, donde tampoco pudo salvarse, muriendo en la cámara de gases de un campo de concentración, a los 26 años.

Hacia el final de su vida, y sabiendo tal vez que efectivamente eran sus últimos días, Salomon se da a la tarea de producir un trabajo monumental, contando la historia de su familia a través de más de 1,300 pinturas, en las cuales coloca textos breves para describir algunos de los pasajes, además de incluir referencias de piezas musicales de autores alemanes como Mozart, Bach, Shubert y Beethoven, entre otros, prácticamente usándolos como un verdadero soundtrack, con las cuales admirar dichas pinturas.

Esta obra, llena de colores vivos, que contrasta con la tragedia que vivió Charlotte y su familia no solo por la persecución sino por una especie de maldición que llevó a varios de sus integrantes a suicidarse (la mamá, la tía y la abuela de Charlotte, por mencionar solo a algunos), lleva el nombre de ¿Vida? ¿O teatro?, ya que la autora cambia los nombres de sus familiares, transformándolos en personajes de esta que parecería una novela ilustrada, que transmite en sus trazos y en sus textos, emociones muy especiales que van desde la ternura hasta la angustia y la desesperación.

Historia digna de contarse y de descubrir, aun cuando hemos leído y conocido muchos relatos sobre este mismo tema, narrada de manera por demás peculiar por Foenkinos, a través de frases cortas, de un solo renglón, separadas por puntos y apartes, que le dan un ritmo muy especial, casi poético, así como una tensión por demás particular, inventando una nueva manera de escribir, nunca antes vista, al menos por éste que escribe esta humilde reseña.

Foenkinos ha comentado en algunas entrevistas que descubrió a Charlotte por casualidad y que se enamoró y obsesionó de su vida y obra (¿vida  o teatro?), lo cual lo obligó a tratar de conocer más sobre ella y su familia, investigando, visitando algunos de los lugares en donde vivió y entrevistando a familiares de personas que estuvieron cerca de ella. Algunas de estas experiencias son introducidas por el autor a lo largo de la obra, sin previo aviso, dando a conocer al lector las circunstancias que vivió para documentarse, detalle que complementa la historia de la pintora alemana, para terminar siendo una novela sin parangón en su estructura.

Con la buena recepción que ha tenido esta obra tanto en Francia como en el resto del mundo, parece ser que los críticos le han concedido el beneficio de la duda a Foenkinos, ya que había sido catalogado por muchos como un “escritor comercial”, valorando éste y sus trabajos anteriores que resultan tener una extraña originalidad tanto en forma como en fondo, como la autobiografía de John Lennon, llamada simplemente Lennon y que no es más que una libre interpretación de la vida del integrante del cuarteto de Liverpool escrita en primera persona o la controversial El Potencial Erótico de mi Mujer, pasando por Los Recuerdos y por supuesto, su trabajo más conocido,  La Delicadeza, novela adaptada al cine, que protagonizó Audrey Tautou en el 2011, dirigida por el mismo Foenkinos.


Por todo esto, este autor francés está llamado a ser uno de los autores más conocidos y reconocidos de nuestra época y a unos meses de haberse publicado Charlotte, ya muchos esperan su próximo libro o película en la pantalla grande.