domingo, 2 de agosto de 2015

Callando periodistas incómodos. Del Excélsior de Julio Scherer a Rubén Espinosa.

En 1974, luego de distintas situaciones relacionadas con el sindicato del periódico Excélsior, su entonces director general, Julio Scherer García deja su cargo, al igual que todos sus colaboradores. El “periódico de la vida nacional”, como era conocido en aquel entonces, había tenido enfrentamientos con la Secretaría de Gobernación y con la misma Presidencia de la República, quienes les habían advertido que suavizaran sus notas, investigaciones y reportajes o que se atuvieran a las consecuencias.


Diez años más tarde, se presenta el asesinato del titular de la columna Red Privada publicada en Excélsior, el periodista Manuel Buendía quien era uno de los más influyentes, sino es que el más, y quien tocaba temas referentes a la política y al narcotráfico. Aún recuerdo cuando vi en la portada la noticia, así como el cartón del caricaturista Oswaldo Sagastegui (de quién yo era fan), en donde todo su espacio estaba cubierto con tinta negra.  Siendo un niño, no sabía exactamente qué estaba sucediendo, pero  me impactó que esto se diera en nuestro país.

Más de 40 años han pasado y esto sigue sucediendo en México. A los periodistas se les sigue silenciando ya sea con las balas o de algunas otras maneras.

Recordemos a José Gutiérrez Vivó, creador y director general del concepto Monitor, sin duda el periodista más influyente e incómodos por muchos años, quien transmitió su programa por 33 años tanto en Grupo Radio Centro como en MVS y quién tuvo problemas en cuestiones de derechos y propiedad intelectual con ambas compañías, pero que, al final del día, se le calló. Gutiérrez Vivó se autoexilió en San Antonio, Texas desde donde transmite su programa, llamado irónicamente, Silencio, que muy poca gente escucha y sabe de su existencia.

En este sexenio se ha silenciado a dos de los voces más influyentes como son  Pedro Ferriz de Con y Carmen Aristegui por distintas circunstancias, a simple vista sin relación alguna, pero ambos han dejado sus espacios radiofónicos en donde realizaban cuestionamientos contra el gobierno de Enrique Peña Nieto.

En México, los periodistas corren peligro al estar amenazados tanto por el crimen organizado como por las altas cúpulas políticas, que en muchas ocasiones están del mismo bando. México se ha convertido en uno de los países más peligrosos para ejercer esta profesión.

Decenas de periodistas han perdido la vida por “enfrentar” a estos dos bandos, por desenmascarar cotos de poder y por llevar la verdad a sus distintas audiencias. Ahora, Rubén Espinosa, fotoperiodista incómodo al gobierno de Javier Duarte en Veracruz y a quien ya habían amenazado en múltiples ocasiones y que por esa razón se “autoexilió” en la Ciudad de México.

Algo todavía más triste es que nosotros mismos, los ciudadanos comunes y corrientes, al escuchar un comentario de algún periodista que puede resultar incómodo, solemos decir “se lo van a echar”. Esto no significa otra cosa, más que el aceptar esta situación, el saber que algo puede suceder a una persona que no hace otra cosa, más que dar su opinión de los hechos. No podemos aceptar esto bajo ninguna circunstancia. Todo esto no se puede pasar por alto. No puede suceder en un país como el nuestro que se jacta de haber transitado a la democracia.

Hoy más que nunca, vale la pena recordar la definición que daba el escritor y periodista británico, George Orwell: “El periodismo consiste en decir cosas que alguien no quiere que digas”.

#TodosSomosRubénEspinosa
#NiUnPeriodistaMuertoMás
#JusticiaParaRubén



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