Con García Márquez me pasó algo muy curioso. Hace algunos años, descubrí a William Faulkner. Leí varias de sus obras clásicas como El Ruido y la Furia, El Villorrio, Santuario. Me maravilló el "mundo" que literalmente creó, basado en el desencarnado Sur de los Estados Unidos, previo a la Guerra Civil. Ese microcosmos que salió de la imaginación (y de la observación) de Faulkner es el condado de Yoknapatawpha y es en donde suceden prácticamente todas sus historias. Luego me enteré que había un libro que era el primero en donde Faulkner hacía referencia a este condado. Este libro se llama Sartoris y en el se narra la historia del Coronel Sartoris, así como de su hijo y su nieto; historia que abarca prácticamente 100 años. No es de sus mejores libros, pero es interesante conocer la génesis de la obra de este escritor estadounidense, ganador del Premio Nobel en 1949. Para ese entonces, ya había leído Crónica de una Muerte Anunciada y La Increíble y Triste Historia de la Cándida Eréndira y su Abuela Desalmada y me habían gustado, aunque no fascinado.
Curiosamente, inmediatamente después de leer Sartoris, el libro que seguía en mi lista era Cien Años de Soledad. Conforme iba avanzando las páginas, no podía creer que el colombiano, se hubiera "fusilado" a Faulkner tanto con la invención de Macondo, como por el personaje del Coronel Buendía, como por la historia de los 100 años. Se me hacía una desfachatez, pero lo peor era que "nadie decía nada" y que seguían admirando a ese "farsante". Puede ser que por esta situación haya hecho que la laureada novela no me hubiera gustado: exagerado número de personajes, muchas licencias creativas de parte del autor y lo peor, que ya cuando la historia no va para ningún lado, en la última página, mañosamente pone la frase que incluye el nombre del título, como para "cerrar el círculo", detalle que se me hace demasiado forzado. Desde ahí, me surgió una suspicacia hacia la obra de García Márquez. Unos meses después, y "dándole una oportunidad" al avecindado en nuestro país, leí La Hojarasca y oh, sorpresa, la historia era prácticamente la misma de la novela Mientras Agonizo, también de Faulkner. A partir de ahí, le perdí el respeto al "tal Gabo"(por cierto, no le llamen Gabo, al menos que hayan cruzado alguna palabra con él...).. No podía ser de otra manera, luego de "plagiar" a uno de mis autores favoritos.
Meses después me entero de la disputa que tuvieron en 1976 García Márquez y Mario Vargas Llosa,otro de mis autores favoritos, de cómo este último le dejó un ojo morado y de que el colombiano era y seguía siendo cuando leí el artículo en mil novecientos noventa y tantos, un gran amigo y defensor de Fidel Castro. Esta fue la gota que derramó el vaso. A partir de ahí no leí nada de él y sí mucho de Vargas Llosa. Sé, que la literatura no tendría que ver con este tipo de pasiones, pero así se dieron las cosas.
Curiosamente, el 17 de abril del 2014, el libro que leía era Luz de Agosto de William Faulkner, otra de sus grandes novelas ocurridas en la ciudad de Jefferson, capital del condado de Yoknapatawpha.
Ese día, prendí la televisión y todos los canales anunciaban la muerte de García Márquez, "el gran escritor, el inigualable, el creador del Quijote de nuestros tiempos, el único, el inmortal". Todo mundo le rendía pleitesía, todo mundo comentaba su vida y obra. El único que parecía no alabarlo era yo. En alguna de las entrevistas que se transmitieron ese día, fue la primera vez que escuché que García Márquez había sido GRAN admirador de William Faulkner. Yo no lo sabía. Pensaba incluso que el colombiano escondía esa admiración literaria. No había sido así.
Ese día, prendí la televisión y todos los canales anunciaban la muerte de García Márquez, "el gran escritor, el inigualable, el creador del Quijote de nuestros tiempos, el único, el inmortal". Todo mundo le rendía pleitesía, todo mundo comentaba su vida y obra. El único que parecía no alabarlo era yo. En alguna de las entrevistas que se transmitieron ese día, fue la primera vez que escuché que García Márquez había sido GRAN admirador de William Faulkner. Yo no lo sabía. Pensaba incluso que el colombiano escondía esa admiración literaria. No había sido así.
Un día después de la muerte del autor de El Amor y Otros Demonios, me "di el permiso" de leer Vivir para Contarla. Tenía el libro hacía muchos años, abandonado en las repisas, producto de un regalo de mi hermana. No me había interesado desempolvarlo luego de mis "desavenencias" con el escritor. Pero ese día, lo tomé y lo empecé a hojear. Cuál sería mi sorpresa, que en las primeras páginas, el otrora periodista narraba un pasaje de su vida en el que, acompañando a su madre, regresaba a su natal Aracataca, en una embarcación en la cual, mientras llovía a cántaros, leía, muy atento y con gran admiración, una novela del escritor que más admiraba y más admiró en toda su vida y al cual le debía mucho. Ese libro era, ni más ni menos que Luz de Agosto.
No cabe duda de que la literatura obra de maneras misteriosas. No pude más que seguir leyendo la autobiografía, tratando de que aquellos prejuicios que me perseguían desde hacía algunos años no influyeran mi lectura... En este momento que escribo estas líneas, la sigo leyendo y no me queda más que decir, que la estoy disfrutando mucho. . En otra de las entrevistas que vi el día de su muerte, García Márquez decía, luego de recibir el Nobel, "no cabe duda de que me salí con la mía al escribir mis novelas". Lo único que me lleva a pensar es: qué desfachatez, "copiar" a Faulkner y aún así, crear una obra, que ganó también el Premio Nobel. Pudiéramos decir, con todas estas coincidencias, que "hemos limado asperezas"
La prosa de García Márquez es, sin duda, única (aunque coincido con muchos que la de Álvaro Mutis, su gran amigo, era mejor). Su forma de escribir es, yo le llamo, hipnótica porque te va llevando por sus palabras y sus historias sin que te des cuenta. Todo esto ya se ha dicho mucho recientemente. Uno de los grandes, aunque no el más grande para mí.
Curiosamente tanto Faulkner, como García Márquez y Vargas Llosa, ganaron el Premio Nobel. No más peleas literarias, y mejor leamos a los tres...




Yo también le perdí el respeto hace mucho.
ResponderEliminarEn mi caso, tuve que leer prácticaqmente toda su obra de juventud y madurez en la carrera de letras.
Como estudiosa de literatura es normal encontrar esos préstamos que parecen tan evidentes, casi plagios. Se trata en el mejor de los casos de un tema similar, pero abordado desde una perspectiva diferente.
Todo está dicho en la literatura, pero lo interesante es decirlo de forma original.
En el caso de García Márquez, detectamos muy pronto que su universo era limitado y pobre. Imposible desmenuzar algo que, al menos para muchos de mis compañeros, maestros y amigos, era un lugar donde no había sorpresas.
Respecto a Faulkner, coincido con tu admiración. Pocos como él han sabido hablar tan intensa y ricamente de las cosas humanas.
Actualmente prefiero leer al Gabo periodista, ahí sí lo encuentro un poco más interesante. Después de todo él siempre prefirió el periodismo, a lo mejor ya seguro de lo que podía ofrecer como escritor de ficción. Realismo no tan mágico.
Un abrazo, te leeré por este medio también.
Gracias por el comentario... Yo no he leído prácticamente nada de su obra como periodista. Hace muchísimos años recuerdo que en WalMart había 4 ó 5 libros en remate con su obra periodística, pero no la compré (seguía "molesto" con él)... ¿Sabes si todavía se consigue algo de esto? Me imagino que no tardarán en llegar las reimpresiones...
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